Hola. Nací en el seno de una típica familia clase mediera en pleno siglo XX. Recibí una excelente educación en un colegio de monjas donde aprendí que la proximidad era peligrosa. Como esto lo decían las monjas cuando subíamos las escaleras después del recreo, siempre pensé que se referían al peligro de que la niña de adelante se cayera sobre la que venia atrás y la descalabrara. Cuanta inocencia la mía. La Madre Superiora era terrible. Le decíamos Sor Chupete, porque tenía los labios muy grandes. Ser reportada a su cubículo por haber cometido alguna falta era como ingresar a la antesala del infierno. Sus pellizcos, que nos plantaba en brazos y piernas o donde pudiera, se hicieron mundialmente famosos. Creo que de allí viene la noción de “pellizco de monja”, que se entiende como un castigo leve pero muy doloroso. Estudié hasta secundaria porque mi padre, chapado a la antigua, prefirió que mis hermanas y yo nos dedicáramos a lo que las mismas monjas llamaban las “tareas propias de nuestro sexo”, es decir: cocinar, atender la casa, tejer, bordar, y si acaso tocar el piano. Me resigné para no causar problemas, aunque me hubiera gustado mucho estudiar una carrera, siempre supe que quería ser comunicadora. Como en casa éramos solo tres hermanas y el colegio era solo para señoritas, pues no conocí varón sino hasta ya bien entrada en la pubertad, cuando mi primo Ataulfo nos vino a visitar de España. Traía ritmos nuevos y un modo de bailar que nos sedujo a todas, así que me considere privilegiada entre todas las mujeres cuando me escogió a mí. Lo que más me atraía era un dulce aroma a cebolla tierna que despedía cuando me besaba. Sin embargo no pasamos de allí y lo único que conocí de aquel varón fueron sus aromáticos besos. El romance no perduró mucho, porque Ataulfo tuvo que regresar a España a finales del verano para terminar la escuela. Me dejó, eso sí, sentimientos encontrados y un enorme deseo de casarme pronto. El predestinado no tardó mucho en aparecer, porque como decía mi mama: “matrimonio y mortaja del cielo baja”. Hermenegildo no creo que haya bajado del cielo. No es ni muy guapo ni muy inteligente, pero yo ya no quise esperar más y al primer ensayo le di el sí. Nos casamos un 14 de febrero para cumplir un capricho mío y a los nueve meses di a luz a mi primer hijo. Después tuvimos otros cuatro, todos varones. Con el paso del tiempo, a medida que han crecido y se han ido alejando de mí, me he venido quedando sola. Hermenegildo, cumplidor en su trabajo como siempre, después de deglutir el desayuno que yo le preparo por las mañanas, se va temprano a la oficina y no regresa sino hasta bien entrada la noche. A veces llega muy tarde y oliendo a perfumes baratos, alcohol y cigarrillo. No me molesta mucho porque hace años, desde que nació el último de mis hijos, que el sexo dejo de concurrir entre nosotros. Cuando él se va yo cocino, lavo los trastes, tiendo la cama, aseo la casa, y si estoy de humor les hablo por teléfono a mis hermanas para ver como están y que novedades tienen. Esa es mi vida. Lo que más me gusta es cocinar. Me he vuelto una experta en la cocina, especialmente en el manejo de la cebolla. Todos mis platillos llevan cebolla, unos más, otros menos, pero la cebolla es el signo distintivo de mi cocina. A veces pico tanta cebolla que lloro tres días seguidos; pero lloro feliz. Ayer vino un técnico a componer el televisor que se estaba viendo mal y no sé por qué me recordó a Ataulfo. Es alto y buen mozo y curiosamente, cuando se me acerca, percibo un ligero, pero muy agradable, olor a cebolla. Como no terminó de componer la tele, regresa mañana.
VIMON

salamandra
ahora me lo explico, yo también tengo hermanas que se educaron con monjas.
muy bueno vimon te voto.
VIMON
Pues yo no tengo hermanas, pero uno se entera…Gracias Salamandra por tus comentarios y tu voto. Un abrazo.
T.H.Merino
Un relato muy bien trabajado. Mi voto y mi afecto, Vimon. T.H.Merino
VIMON
Te agradezco tu opinion y tu voto T.H., un afectuoso abrazo.
Lidyfeliz
Muy bien desarrollado este relato, Vimon. Te felicito. Mi voto.
VIMON
Gracias Lidy, por tus comentarios, la felicitacion y tu voto. Te mando un abrazo.
nanky
Vimon, entretenido relato, un gran saludo y voto.
VIMON
Muchas gracias, Nanky, un gran saludo para ti.
hugojota
Muy bueno, VIMON, a veces hay que ponerse en el pellejo de las mujeres. Un texto ameno, y buen final. Mi voto.
Irma
Todo es perfecto, ha dejado lo pícaro al final y eso lo convierte en un relato divertido! Saludos y mi voto.
VIMON
Gracias, Irma, un fuerte abrazo, amiga.
VIMON
Asi es, mi estimado amigo. Gracias por tus opiniones y tu voto. Un abrazo.
Erg
Bueno.. el final lo ha salvado :-). No me agrada lo que le ocure a esta mujer pero me gusta tanto como lo escribes que entre esto y el final que le pones pues te doy mi voto. 😉 Un beso (sin cebolla claro 🙂 )
VIMON
Gracias, Erg, por tus comentarios. A mi tampoco me gusta lo que le pasa al personaje femenino, pero esa era la realidad en nuestros paises hasta hace pocos lustros. Por eso le di una salida emergente. Un beso…de menta?
Martha Molina
Las monjas… quien haya estudiado en un colegio católico, entenderá el predicamento del personaje.
El relato es fabuloso, una realidad, que gracias a Dios, está quedando en el pasado, las mujeres ahora, estudiamos, trabajamos, y hasta en una huelga estamos. Hemos alcanzado una independencia que antes nuestras madres, incluso, nuestras abuelas no tenían. Por supuesto, que esa independencia depende de la educación y de la personalidad que ellas tengan. Porque sin esas dos… a lavar platos se quedan.
Un abrazo y mi voto.
VIMON
Asi es, Martha, por suerte esta tendencia esta destinada a desaparecer, pero todavia tiene secuela, por eso hay que denunciarla. Un abrazo y gracias por comentar y por tu voto.
volivar
Vimon: y que regresa el técnico al otro día para arreglar ¿la tele?
Un saludo y mi voto
Volivar
VIMON
Si, amigo Volivar, si regresa. De hecho ya tengo escrita la continuacion que, si la aguantan, la subo. Un abrazo y gracias por tu voto.
El-Moli
Muy detallado relato amigo, me gusto. Lo que me dejó pensando fue que lo escribiste en primera persona, es medio raro.
En fin cada quien es dueño de su vida . Disfruta la cebolla.
Un abrazo.
VIMON
Amigo Moli, lo escribi en primera persona para compenetrarme mas del personaje y mejor llegar a los lectores. No es raro. Si recuerdas, la Leyenda del Chupacabras la cuenta el mismo Chupacabras, en primera persona, y la historia de la Flechadora de Estrellas la narra una escultura. Gracias por comentar.
Richard
Hola Vimon.
Fantástico como siempre.
Abrazo y voto como siempre también.
VIMON
Richard, muchas gracias por pasar y opinar. Un abrazo.
Rafael Baralt
Muy entretenido tu relato Vimon. No hace falta que te diga lo bien escrito que está, siempre lo haces a la perfección. Es un gusto leerte. Un abrazo y mi voto!
VIMON
Muchas gracias por tus comentarios y tu voto, Rafael. Un abrazo para ti.
reka
Me da la impresión que ese televisor tardará un tiempo en ser arreglado… o se estropeara más de una vez. Gran relato biográfico, amigo Vimon, entretenido y nostálgico. Un abrazo y mi voto
VIMON
Asi es, amigo reka, tardan otro cuento en arreglarlo, al rato lo subo. Y por supuesto que no es autobiografico, en realidad esta inspirado por una obra de teatro, que si mal no recuerdo, se llama exactamente asi.
María.del.Mar.(Cenicienta-literaria)
Excelente relato, fiel reflejo de la educación de las mujeres de hace unas décadas.
Mis felicitaciones, querido amigo.
Mi voto y un abrazo.
VIMON
Gracias por tus atinados comentarios, amiga Cenicienta, y tu voto. Un fuerte abrazo.
Marta Nòmada
Justo he leido tu relato , mientras estoy cocinando una sopa, y si, lleva cebolla 😉 me he sentido protagonista en un bonito instante. mi voto.
VIMON
Que bien, Marta, gracias por tus palabras y tu voto. un abrazo.
Pemortes
Muy entretenido, aunque no me gusta lo que le pasa , pobre mujer,menos mal que al final le das vida…mi voto y un saludo.
VIMON
Gracias por tus comentarios y voto, Pemortes, y si no te gusta lo que le sucede al personaje femenino no te preocupes, que ya viene la continuacion…
Maqroll
Muy bien, Vimon, esa naturalidad en la voz que fluye adecuadamente. La sencillez, nada fácil, es para mí lo mejor de este cuento. La gracieta final creo que es mucho más que eso; es una simpática manera de contar que no ha olvidado a su primer amor; y sobre todo, es el punto que aporta/cuenta la “tragedia” en la vida de esta mujer, a la que, además de esa educación sexista, le lavaron el cerebro, no solo las monjas, también su madre y por tanto su entorno social para el que la mujer ha de casarse cuanto antes, tener hijos y dedicarse a la casa. Y, mira por donde, la televisión sirve para algo: en este caso para que surja el interior (intocable) de esta mujer. Mi voto. (Revisa las tildes; faltan algunas).
Saludos.
VIMON
Muchas gracias, Maqroll, por tus atinados comentarios. Veo que comprendiste a cabalidad el significado del relato. Eso me da mucho gusto, porque me dice que he podido transmitir lo que deseaba. Ya voy por las tildes. Un abrazo.
Esther.A.P.Ruinervo (Sofista)
Me encanta. Tanto “tareas propias de nuestro sexo” y “matrimonio y mortaja del cielo bajan” eran frases de mi abuela y cuando he leido “pellizcos de monja” no he tenido más remedio que acordarme de Sor Marta jajajajajaja ¡¡¡menudos recuerdos me has traido!!! a pesar de la vida nada agradable que tiene la protagonista
Saludos y mi voto
VIMON
Gracias por tus comentarios, Sofista, y que bueno que el relato te trajo recuerdos agradables. Por lo que me dices parece que los dichos incluidos tienen valor universal. Un abrazo.
PedroGda
Vimon, como siempre, es un placer leerte, deslizarse por tu historia e ir entendiendo a tu personaje. Felicidades y voto.
VIMON
Muchísimas gracias, Pedro, por tus comentarios y tu voto. Un abrazo.
coinup(Nicolás)
Muy bueno Vimon, una lectura muy tierna y agradable. Me parece que te voy a tener que seguir!
Mi voto. Un abrazo
VIMON
Pues muy bien, Coinup, gracias por la deferencia y el voto. Un abrazo.
VIMON
Gracias también a Víctor Manuel Caba.