Una noche cualquiera, que podría ser ésta…
Recostados en el suelo, el techo gira, los besos también. Tu lengua rueda arriba, abajo, arriba, y mis piernas tiemblan mientras te abrazan. Nuestras pieles brillan violeta y tus ojos arden, me atrapan, me queman. No sé cuánto tiempo dura este placer, no acaba nunca, no quiero que termine. Son las tres de la madrugada. Mi risa fácil rebota en cada rincón de esta casa abandonada de escaleras infinitas donde tantas veces nos amamos; está en ruinas y aún así es mi lugar en el mundo, porque te quiero y en ella la culpa queda desparramada sobre la alfombra, entre nuestras ropas, junto a tus miedos y todas mis incógnitas.
Luis
Muy bonito Magali, un saludo y mi voto!!
Esruza
Cuando se ama realmente, no importa el lugar ni los miedos.
Mi voto y saludos
Estela.
The geezer
Un relato muy sugerente y certero. Saludos
César
Mabel
Muy buen relato. Un abrazo Magali y mi voto desde Andalucía
JR
«en ella la culpa queda desparramada sobre la alfombra, entre nuestras ropas, junto a tus miedos y todas mis incógnitas.» Que hermoso!!
Guillermo
Bello relato escrito por una bella mujer,¡.