Amo la soledad y la soledad me ama a mí. A veces. Digo a veces porque no siempre se puede amar a una persona, de vez en cuando la persona necesita no ser amada también. Es difícil de explicar en un mundo como éste.
A veces, la soledad me llega con nombre de mujer, con un rostro que recuerdo de otra época o uno enteramente nuevo que recordaré en algunos años. Le recibo como siempre y salimos a pasear. Cenamos y bebemos el vino que siempre ha estado. Compartimos vidas que ya no tenemos y revivimos recuerdos que ya no son nuestros.
Entonces ella me invita a pasar sin cambiarse el nombre, me quita de los hombros todo el peso que he llevado y lo cuelga con mi abrigo, para que no olvide llevarlo a casa y se encuentre con mis miedos y mis tristezas. Hace falta también estar triste, aunque sea en casa. Aunque sea a solas.
Mi soledad cambia de nombre, de rostro y de calle, siempre es nuevo volver a los viejos placeres. Me pide que le toque el piano y mis dedos sangran, ella baila sin moverse un centímetro y fuma un cigarrillo con los ojos cerrados. Todo se siente fresco y revivimos aquellos años.
Pero la soledad también necesita estar sola, y me deja de nuevo como se deja a un amante. Yo sé que cambiará de nombre, de cuerpo, de rostro y ni siquiera intento buscar su calle. Ella necesita un tiempo lejos y yo necesito un rato para curarme. Para ahora su casa tampoco existe, creo que quizás tendré sus huellas en mi abrigo, por debajo de todo el peso que dejó para mi guardado. La soledad también necesita estar a solas por un tiempo o algunos años.
Entonces vuelvo a caminar bajo las luces de los faros, con esa música de fondo que me deja la lluvia en las aceras y en mi sombrero barato. Regreso a las desoladas puertas de los bares que me reciben bien abiertos los brazos, donde nadie juzga a nadie, donde todos saben que están de paso. Las noches son las mañanas para aquellos que amaron soledades con otros cuerpos y otros rasgos.
Amo la soledad, sé que volverá a mí agradecida como yo de todo lo que vivimos para recordarnos, porque estar solo no es tan malo, porque quererse también es nuestro trabajo. La soledad enseña a no depender de alguien para sentirse amado, ni a volverse frío ni distante cuando se sufre, cuando se pierde, o cuando se vuelve a aquellos recuerdos que cambian de nombre, de cuerpo y de otros rasgos.
Esruza
Muy profundo y muy cierto.
Mivoto con un saludo.
Estela
LdiegoV
Gracias Estela, qué alegría que te gustara. Saludos.
Luis
Muy bello texto. Un saludo y mi voto!!
LdiegoV
Gracias Luis! Un abrazo desde Costa Rica!
Distópico Atípico
@luisdiegov ,
nunca me había imaginado así la soledad ni sus necesidades individuales. Me ha gustado.
Tienes mi voto y mi agradecimiento por compartirlo
LdiegoV
@distopikoatipiko muchas gracias, la soledad es un tema recurrente en mí, tanto que es un ser viviente con historias personales.Saludos!
Leys
Que hermoso! me encantó! lo sentí… mi voto y mi agradecimiento por haberte leído. un abrazo.
LdiegoV
@leys1011 el agradecido soy yo porque me leas y comentes, qué alegría que te gustara. Un abrazo!
Gian
Un texto impresionante. Me gusta como narras.
Saludos y mi voto. Te has ganado un seguidor.
Gian.
LdiegoV
@gian mil gracias por esas palabras, espero que te gusten otros también. Saludos!
Fran delaRua
Buen texto. Incluso contiene un mensaje a mi entender bastante acertado. La soledad está estigmatizada en esta sociedad actual. Sin embargo, desde muchas orientaciones terapéuticas sostienen que la NO dependencia de otros y el contacto íntimo con nosotros en soledad ayuda a mejorar nuestra resiliencia, es decir, nuestra capacidad para afrontar los reveses de la vida.
Un saludo.
LdiegoV
@frandelarua muchas gracias por comentar. Sí, hay algo negativo en la visión de la soledad desde la sociedad, hasta como un castigo se le trata a veces. Gracias por notarlo!
gonzalez
Me gustó mucho, Diego. Te dejo mi voto y un fuerte abrazo.
LdiegoV
@gilgonzalez muchas gracias!