La espera dura lo que dura un cigarrillo.
Esa fue mi conclusión al apagar la colilla.
Inmediatamente dejé de esperar lo que estaba esperando.
Quise caminar, no supe bien adónde, me volví a sentar.
Mientras espero recordarlo enciendo otro cigarrillo.
Recordé entonces que la semana pasada había huido.
Hay imágenes ruidosas, es confuso,
debe ser así para cualquier fugitivo.
La semana pasada compré una noche,
ya no se pueden escoger por fechas ni por horas,
solo se venden las noches y la oportunidad de estar a solas.
Cuando el mundo se llenó de personas tuvimos que regular las cosas,
entre esos cambios entraron las calles y las caminatas,
los lugares públicos, los bares, los parques y las plazas.
Venía ahorrando hacía algún tiempo,
de verdad quería caminar un rato
desde que empezamos a comprar el tiempo fuera
estar adentro se volvía forzado, agotante.
Cuando por fin pude costearme una noche, entera,
decidí huir, correr sin parar más que a lo necesario.
Lo planeé, lo juro, todo estaba organizado,
cuántas cajetillas enteras fumé esperando…
perdí la noción del tiempo en el encierro
fue difícil prepararme para el momento afuera
cuando salí esa noche fue confuso:
era mía, total yo la había pagado,
pero se sentía tan ajena, tan distante,
como si aún estuviera encerrado.
Mi encierro siempre fue regulado, medido por bloques,
ahora, caminando por la calle estaba persiguiendo al enemigo;
mucho anduve, antes de enterarme que me perseguía a mí mismo.
Me dijeron que compraba una noche con derecho a caminar a solas
me entregaron por escrito y con recibo el día y las horas que eran mías,
todas las calles estaban ahí para caminar de noche,
como antes, como solía hacerlo antes de que fuera prohibido.
Corrí y me encontré perdido entre las calles que una vez conocí de niño,
estaba a solas, pero me sentía más que solo, había huido del encierro,
pero me di cuenta que solo había abandonado aquello que de verdad era mío;
no hay libertad en estar perdido, vacío, aislado.
Ahora estoy sentado, fumándome la espera en no sé cuántos cigarrillos
no hay salida ni siquiera estando afuera,
estoy todavía adentro, creyendo,
que estoy libre y que estoy a solas.
Gian
Un poema para reflexionar, me gusta.
Saludos y mi voto.
Gian.
LdiegoV
Reflexiones pandémicas. Muchas gracias Gian!
Esruza
Desesperante, muy desesperante.
Mi voto y saludos.
Estela
LdiegoV
Gracias Estela, saludos!
jon
Y pasaremos aún mucho tiempo… esperando a ver. entre cigarrillo y cigarrillo, algo que identifique que algún día sencillamente, fuimos.
Enhorabuena.
Saludos
angrey
siempre somos rehenes de nuestros vicios, me gusta.
LdiegoV
Gracias Jon, tendremos muchos cigarrillos más. Saludos.
LdiegoV
Gracias por leer y comentar Angrey. Saludos
Walter Alan
¡Alégrese! Un cigarrillo, otro y ya van 1000, pero estamos vivos sintiendo todo. Mis respetos. Le sigo y para que no se apague otro cigarrillo le dejo mi voto.
gonzalez
Me gustó mucho, Diego. Te dejo mi voto y un fuerte abrazo.