En Toledo hubo una vez un milagro y apenas nadie se enteró.
Ocurrió en un gélido día de enero y sólo hubo un testigo: yo.
Sucedió así: salía de mi casa cuando un chillido de terror me sobrecogió. Cuando me giré y vi lo que ocurría, el pavor se apoderó de mi al descubrir a un pequeño chiquillo, con más de medio cuerpo colgando por fuera del balcón de su casa.
Seguramente se había aupado con los brazos para ver dónde era capaz de llegar y las fuerzas le habían fallado, con tan mala fortuna que en lugar de caer hacia el interior lo había hecho hacia la calle. Apenas quedaba un instante para que el niño se precipitara al vacío. De pronto, surgió de la nada un hombre que avanzó a pasos agigantados y se situó debajo del muchacho, justo en el instante en el que le fallaron las fuerzas y se soltó, gritando de pánico. La caída duró apenas un eterno segundo. El hombre cogió al niño al vuelo y lo dejó con suavidad en el suelo; le acarició el cabello, le dirigió una resplandeciente sonrisa y, sin más, desapareció tal y como había llegado.
Al niño lo veo de vez en cuando, va creciendo como cualquier chico de su edad. En cambio, del hombre nunca más supe nada, aunque sospecho quién era: un ángel de la guarda.
Foto: Pixabay // Pixel2013
Mabel
Muy buena historia. Un abrazo Ignacio y mi voto desde Andalucía
Esruza
Sí, todos tenemos nuestro ángel de la guarda. Lo creo
Mi voto
Luis
Buen relato, saludos y mi voto Ignacio!!
gonzalez
Me gustó mucho, Icorre. Te dejo mi voto y un fuerte abrazo.
icorre
Gracias Mabel!
icorre
Esruza: ojalá sea verdad, porque falta hace…
icorre
Gracias, Luis!
icorre
Gracias, Gonzalez!
jon
Perfectamente construido. Me hubiera gustado que hubieras ahondado más en el misterio. Se me ha hecho corto y es que lo bueno…
Saludos
Eli...
Muy bueno. Aunque como dice jon, se me ha hecho corto.
Pero es así, tal cual es.
Muchas gracias,
Mi voto y saludos
icorre
Gracias por tu voto, Jon. Los microrrelatos insinúan más de lo que cuentan, ya sabes. Un abrazo!
icorre
Gracias por tu apunte y tu voto, Eli. Sí, a veces los microrrelatos parece que piden convertirse en una historia más larga. No es la primera vez que me lo dicen. ¡¡Ja, ja, ja!!