Lleno de regocijo veo a las mariposas perderse en el ocaso
Como presagio de una noche sin luna.
Mi gran aliento es recordar que siempre te recuerdo,
el color que nunca miro es el gris de tu tristeza.
El tiempo pasa tan rápido que con una sola bocanada de aire
me alcanza para mimetizarme en tu urbe caótica.
Creo que no alcanzaré el amanecer y no estaré
para escuchar el ladrido de los perros,
cuando a pie de tu ventana alucine con ver tu estampa
bajo el influjo de la tenue luz del alba.
En este punto ya el viento no regresará
acompañado de profanas quimeras,
Sé que estarás confundida con mi insólito proceder,
Por estar buscando espacios baldíos en tus ojos de color atardecer.
Esta es una demostración más de la imperiosa necesidad
de atraer a mi refugio tus escurridizos adioses.
Mabel
Muy buen poema. Un abrazo Luis Alfredo y mi voto desde Andalucía
Mr Beni...
Muy bueno, mis saludos y mi voto….
Belerofonte
Gracias Mabel y Mr Beni por su apoyo.