TUÉTANO | MARROW
Autor: Andrea Sofía Crespo Madrid
Traductor: Daniel Oliveros
Editorial: Ojos de Sol
Nº de páginas: 126
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Siempre hay una claridad que viene después de la lectura. En estos meses que nos hemos encontrado confinados, y seguimos confinados, la lectura se ha convertido en un refugio, pero también en un objetivo, una meta. Mezclando una variedad de tradiciones y ecos (de Borges y Vallejo, pasando por Berta García Faet), Andrea Sofía Crespo Madrid se desgarra los adentros poéticos y nos trae Tuétano.
Por Julián Hernández Villacosa
«me pregunto cuánto ensayan sus monólogos los secuestradores cuando llegan, desde la noche, estirando el tiempo». Me pregunto, me pregunto… ¿De dónde salen todas estas voces jóvenes últimamente? El panorama poético español ha sufrido un cambio estos últimos años gracias a la labor de las pequeñas editoriales y, gracias también, a la globalización de las letras (algo habrá que agradecerle a este fenómeno). Desde Hispanoamérica nos llegan nuevos estilos, voces y sentimentalidades que no habíamos traído. Hasta hoy.
Cuando uno habla sobre la muerte del padre, sin más remedio piensa en la elegía, en el lamento, en un cierto regusto que se puede tornar en lo clásico o tornarse a lo infantil. No es así con los versos de la autora. Desde un primer momento se nos avisa e indica con el prólogo de Carlos Katan que estamos ante una obra madura, reflexionada y sincera. No puedo dejar de entrever ciertos estilos y ecos de otros autores como Borges y Vallejo en el tratamiento del lenguaje, como al principio del poema La cruzada de los niños: «vino la muerte y tenía un solo ojo/dentro la bala, afuera el cristal…». Y en este diálogo entre clásicos (¿ya son clásicos?) y lector, se genera una fricción, pero positiva. Lo incómodo se vuelve real pero a la vez abraza y consuela. Y si hablamos de la oralidad del libro… es una delicia leerlo en alto, frente al espejo, mirándote, viendo como te cae una lágrima sin saber si es de regocijo o de tristeza. «Qué útil nos será el luto cuando se vuelva perenne».
Julián Hernández Villacosa
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