Tiré de los hilos por ambos extremos e hice rotar el disco que había en el centro. Giraba rápidamente en modo perpendicular a la acción que yo ejercía, creando cómo por arte de magia, una repentina esfera transparente que contenía dentro de sí la imagen de ambas caras como si fueran una sola. Un pequeño ruiseñor y una jaula. No pude evitar pensar que aquello mismo era yo, dos caras de una misma moneda (a las que no se me permitía observar de modo simultáneo), muy distintas entre sí pero que al fin y al cabo se complementaban. Quién entonces, estaría tirando de los hilos desde algún sitio inadvertido, partiendo de un punto de sujeción, extendiéndose por una línea y desembocando en un círculo; este cuerpo plano que a su vez se transformaría en una esfera dentro de otra dimensión (indescriptible para nosotros que solo entrevemos ese otro lugar como niños espiando a través de la diminuta ranura de nuestros sentidos). Los ojos de qué extraño Dios, contemplarían el hiper taumátropo y entenderían el significado de la breve secuencia que presenciaban.
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Alejandro F. Nogueira García
Erendira, la escritora que siempre me sorprende situando su “cámara” en un ángulo desde el que se pueden captar las visiones más inesperadas de las cosas, ha convertido esta vez un artilugio tan sencillo como un taumatropo en materia de alta reflexión metafísica. Casi inmediatamente después de leer el texto, recordé un soneto de J.L.Borges que leí hace muchos años. Se titula “Ajedrez (II)”, fue publicado el “El hacedor” (1960) y dice así:
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
ErendiraCorona
Muchas gracias por la lectura y el comentario Alejandro! Hermoso soneto de Borges, tengo que admitir que si pensé en esa última frase mientras escribía este pequeño texto. Un saludo!
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Fa
Bonita comparación e imaginación. Un abrazo
ErendiraCorona
Muchas gracias Fa, te invito a pasar por el sitio cuentosenred.com . Saludos!