Mientras escucho el tema musical «Take my breath away», interpretado por Berlin, se me ocurre pensar en cómo fue cambiando a través del tiempo la intensidad de mis latidos.
De pequeña me asustaba cuando sin querer derribaba algo y lo rompía, entonces mi aliento quedaba suspendido imaginando el castigo.
Llegando a la adolescencia mis palpitaciones se volvieron irregulares. Unas veces eran lentas y aburridas como las conjugaciones de los verbos que repetía hasta el cansancio el profesor de latín; en cambio se aceleraban cuando mi mirada convergía con la del causante de mis últimos desvaríos.
Las emociones se fueron equilibrando en la adultez, pero esa estabilidad duró poco cuando descubrí que el matrimonio no era tal como lo había imaginado. Las mariposas, de las que tanto escuché hablar a muchas mujeres, no eran más que orugas desplazándose en cámara lenta por mis venas.
El relieve emocional fue erosionando merced al mal tratamiento del terreno, y ya no resultaba placentero transitar por él.
Cuando di vuelta la página y comencé a divisar nuevos paisajes, mis orugas por fin se transformaron en mariposas.
Durante un tiempo caminé por las nubes y me negué a pisar el suelo, me sentía mucho más cómoda sin mirar hacia abajo.
Degusté sabores, me embriagué con aromas y recorrí relieves que me cortaron la respiración.
Fue muy intenso pero breve… y volví a poner los pies sobre la tierra.
La vida luego me tuvo como pasajera de una montaña rusa, que transitaba a gran velocidad y de pronto se detenía para darme un respiro, y cuando arrancaba de nuevo lo hacía sacudiéndome, como si me estuviera avisando que me hallaba cerca de una pendiente.
Fueron muchos altibajos y mi corazón un día se enojó conmigo, amenazando con salirse de mi pecho.
Hoy le permito que albergue mariposas, pero cuidando que estas no vuelvan a convertirse en orugas.
L. C.
ginimar de letras
Los corazones grandes necesitan más cuidados. Bonitas letras e imagen. Un fuerte abrazo 🙂
Mabel
¡Qué hermoso! Un abrazo Laura y mi voto desde Andalucía
Laura C.
Muchas gracias, Ginimar y Mabel, va un abrazo para ambas
Iván.Aquino L.
Muy buen texto mi voto.
Laura C.
Bienvenido a mis letras, Iván, y muchas gracias por tu voto.